domingo, 19 de octubre de 2014

YA SOY MARATONIANO

Pues si, ya soy maratoniano, y de montaña.
Llevo mucho tiempo callado porque sinceramente no estaba muy seguro de conseguirlo. Siempre pensé que podría y que la clave estaba en mi cabeza, pero mis piernas han estado cerca de impedirlo.
Después de volver de Korea y superar unos dolores de espalda, me encontré a 2 semanas de carrera con un fuerte dolor en el tendón de aquiles. Me fastidió el fin de semana donde quería hacer media maratón y probarme un poco. En vez de eso, el lunes estaba en el fisio a punto de llorar, y no era de rabia. Ahí, todos los que apoyásteis la causa de Unicef fuisteis fundamentales por primera vez porque sentía que debía intentarlo por lo menos.
Hasta el jueves que volví al fisio, me dijo que la recuperación había sido milagrosa y que podía volver a correr, no estaba muy seguro de qué iba a pasar. El viernes volví a correr. También el sábado. Domingo. Martes y miércoles. Ahí el parón precarrera. Todo ese entreno me llenaba de esperanzas y de dolor, porque había mucho hielo y cremas en cada kilómetro.
Y por fin llegó el sábado, 9:00, San Lorenzo de El Escorial, fresquete pero previsiones de día caluroso. Nada de jornada de reflexión, decidí correr sin pensarlo, sin prever nada, a pelo, sin planes, a lo kamikaze. Dolor en el talón izquierdo sin empezar a correr. Mucha preocupación por mi amigo el griego.
Y salimos. Muy tranquilos. Cogiendo las primeras cuestas hacia el monte Avantos, que por cierto son criminales. Salgo al principio con mi amigo Santi (también iba tocado) pero me dejo caer, buscando mi lugar, mi ritmo dentro del mogollón (más de 1000 personas). Hacia el km 4 dejo de correr porque empiezan los atascos pero lo veo más que positivo. Después de las primeras cuestas donde empezaron los dolores en el talón de mi amigo el griego y la rodilla derecha casi que me siento aliviado. Así que tiro para arriba con buen ritmo. El primer avituallamiento sólido me lo paso por el forro. Buena señal, me siento con fuerzas. Corono. Me hago una foto chula y sigo, comenzando a correr la bajada. Así que llego al km 11, donde tenía que decidir si seguía con la maratón o me quedaba en la media, como el año pasado. No dudo ni un segundo. Me siento muy entero (lógico corro 10km un sábado cualquiera) y tiro.
Empiezo el descenso calculando, pensando en lo que me queda y decido no pensar en el final sino en cada avituallamiento, en cada tramo siguiente, fragmentando el reto y la carrera en pequeñas carreras. Eso me ayuda muchísimo. Es una táctica que todo el mundo usa y funciona. A mi también. El final del descenso es brutal, con 100 metros para abrirse la crisma, donde frenas a tope y notas como te arden los músculos.
Y así llego al km 16, siguiente avituallamiento y comienzo de la segunda montaña. En este tipo de carreras no hay llanos, no hay sitios donde recuperar el músculo, o subes o bajas, y así se acaba pagando. Yo lo hago en el siguiente avituallamiento, después de subir la segunda montaña, a punto de llegar y bajando, zas!!!! tirón en el cuadriceps. Estiro. Lanzo mi primer gruñido del día. Me preguntan si necesito ayuda. La agradezco pero la niego, es pronto, no ha llegado el momento. Sigo. Me tomo un gel con cafeina. Subo el volumen de la música y entro en trance. Hasta el km 15 había prescindido de la música, pero a partir de ahí sentía que necesitaba estímulo. Realmente la empiezo a usar como en el km 21. En la mitad donde se empieza a restar.
En mi trance, empiezo la 3ª montaña que se fragmenta en 2 fuertes subidas con una bajada entre medias. Es curioso pero la bajada es lo más duro, o por lo menos bajo mi punto de vista. Es verdad que siempre me ha gustado subir, pero es que las bajadas te revientan los músculos. El caso es que probablemente es la parte de la carrera que más disfruto, porque ya sé que salvo lesión voy a llegar, que todavía estoy entero, donde ya no hay dolores localizados preocupantes, ya duele todo pero de manera uniforme. Es curioso como un dolor en una rozadura del pie puede hacer que tu cabeza se centre en eso y dejes a tu vieja rodilla olvidada. Las preocupaciones se disipan. Y con todo esto llego al km 32.
Lo que me queda es todo es bajada, salvo un mini repecho, pero llego reventado. Conozco la bajada de la media del año pasado y la temo. Es dura, sobretodo en el estado en el que estoy. Ahora me duelo todo bastante. Tengo los cuadriceps en principio de tirón en cuanto empiezo a bajar y me quedan 10 km. Como en el km 30 he estado hablando con un pobre hombre que ya no podía correr ni en la bajada. Yo pienso que todavía puedo dar algo más aunque mi cuerpo está exhausto. Pese a todo este pensamiento negativo comienzo la bajada y tomo una gran decisión, ir km a km, ir de uno en uno, mirando de poco en poco. Pese a que cada rato suelto un gruñido porque me ha dolido mucho, cada km más grito de alegría y me motivo. Se que voy a llegar pero el sufrimiento empieza a ser muy intenso.
Dicho todo esto, bajo como puedo, pero corriendo, despacio pero sin parar. Gruñendo y gritando. Así llego al Monasterio y como siempre, cuando el final está cerca, cojo ritmo de sprint (ayer no lo hubo) y entro feliz, viendo a Santi y a su enano, que también había acabado. Me grita: "Eres maratoniano, eres maratoniano. Tío, te acabas de hacer tu primer maratón, y de Montaña!!!" Por primera vez me doy cuenta de ello. Y no paro de pensarlo desde ayer. YA SOY MARATONIANO.


P.D.: Sin la ayuda de los que habéis donado en el proyecto de Unicef seguramente ni me habría presentado en la línea de salida (no es el típico agradecimiento, es real). Millones de gracias Bea, hermana. Ricardo, amigo. Soo, artista. Guti y mamen, Jamón de bellota. Chari, compadre. Marisa, pasado y futuro, seguro. Flo, amigo pronto liamos una gorda juntos. Maria Jesús, te veo en la próxima. Juanma, chinchín con cerveza de la buena, artesana. Zapata, el mejor suegro del mundo!!!! Millones de besos a todos, os estaré eternamente agradecido.
Por cierto, hemos comprado más de 1.600 vacunas!!!!!!